La ilustración de fondo

La ilustración de fondo
La Plaça de la Creu en Benimàmet es uno de los espacios más entrañables de este lugar cercano a Valencia. El artista valenciano Paco Roca ilustra, dibuja, recrea, en esta bella postal, ese espacio a "la antigua".

jueves, 1 de noviembre de 2018

Muerte y miseria


Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936) es probablemente el escritor más galardonado de los últimos tiempos. Sus premios son incontables y de gran resonancia internacional.
Sin embargo la mayoría de su imaginario novelístico o mejor narrativo -dispone de otros literarios o no más ignotos y diversos- se ciñe en torno a sus vivencias de la tierra que le vio nacer, la inmensidad y belleza peruanas.
En esta nouvelle, ¿Pero quién mató a Palomino Molero? - cuya lectura se me pasó en su momento y leo ahora desde el calor y el dolor de mi verano incierto- la acción, los personajes y la atmósfera que los envuelve de manera opresiva y a veces tocada de una fatalidad asumida y un tanto conformista, son buena muestra de ello.
Lo criminal, la investigación policial y la negritud ambientales son ingredientes que aquí se entremezclan para dar lugar a una singular novela, breve pero intensa y melodramática. El tono crítico y el desgarro se diluyen en un paisaje hostil y una soterrada lucha de clases donde parece lógico, que prevalezcan las fuerzas que orientan y dirigen la sociedad en beneficio, claro está, de ellas mismas y, como no, para mantenerla a salvo de su propia ignorancia y maldad.
Parte de la acción se sitúa en Piura, ciudad bien conocida por el autor y los pueblitos de su entorno, especialmente Talara y Amotape. En un lugar apartado aparece el cadáver del “avionero” (por aviador) Palomino Molero como crucificado, atravesado todo él por una estaca y castrado; previamente torturado. Molero era “un flaquito” procedente del terruño local que cantaba serenatas de amor a “una blanquita” aparentemente casada con un oficial de la Base Aérea donde presta sus servicios…
La Guardia Civil (curiosa coincidencia de nombres) es la institución local encargada de resolver el misterio. El teniente Silva y su ayudante Lituma dan cuenta de la acción que transcurre entre playas contaminadas por residuos industriales de la Internacional Petroleum Company, tugurios donde se bebe y fornica hasta 'fonditas' donde se comen platos del día; entre seres marginados acostumbrados a padecer abusos de poder de los gringos de la Compañía, de los oficiales de la Base Aérea y de sus propios delincuentes producto de la miseria…
Vargas Llosa compone unos tipos convincentes con los que nos identificamos en sus soliloquios, acciones y devanéos. Tipos que hablan de manera peculiar. Hay todo un curso de modismos locales y regionales que amplifican nuestro vocabulario de manera sorprendente: Pindingas, morisqueta, cholas, fustán, cojudez…


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