Cuerpo de Eugenia
Dylan Thomas, in memoriam
José Antonio Vidal Castaño
‘Quería escribir
poesía porque me había enamorado de las palabras’,
dijo Dylan el
borracho,
El rebelde; el
denostado Dylan Tomas, y eso ¡por estas!
fue mi religión hasta que te conocí, Eugenia.
¡Por estas!
Tu vigorosa
mansedumbre,
Tu virginal
altivez ,
Tu apostura
silenciosa
De falsa rabiza,
me propinaron el verdadero golpe,
El toque de
gracia…
Sucedió ¿lo
recuerdas? una tarde opaca y lluviosa;
nuestro cuerpos,
Semidesnudos, se
reconocieron y anudaron
bajo el fulgor de
fingidas estrellas,
de falsos soles y
encapuchados planetas;
Mil luceros interiores
abrieron heridas,
canales y surcos
en nuestras venas,
y el semen se
mezcló con la sangre
Cual torrente penetrante
en agua mansa,
y fuiste tú, mi
religión, única y verdadera,
mi re-ligare, mi
cascada, mi suplicio; mi espuela.
Tántalo no sufrió
tanto
La Odisea, fue tan
solo un paseo
Al lado de la
severa travesía
Que me dicta, a
diario,
la religión de tu
cuerpo.
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