La ilustración de fondo

La ilustración de fondo
La Plaça de la Creu en Benimàmet es uno de los espacios más entrañables de este lugar cercano a Valencia. El artista valenciano Paco Roca ilustra, dibuja, recrea, en esta bella postal, ese espacio a "la antigua".

miércoles, 16 de septiembre de 2015

De SAVOLTA a CATALUÑA o viceversa

LOS SOLDADOS DE CATALUÑA
La peripecia de un cambio de título   

José Antonio Vidal Castaño




La edición conmemorativa del 40 aniversario de la publicación de La verdad sobre el caso Savolta (Seix Barral) aparece ahora con su título primitivo, Los soldados de Cataluña. El editor facilita con ello al lector de Eduardo Mendoza (Barcelona 1943) la sencilla (en la forma) pero artera (en el fondo) sinrazón por la qué una novela que el censor consideró "AUTORIZABLE" en su "Informe" (1973) no viera la luz hasta 1975, año de la muerte del dictador Franco.

Una nota, apenas una línea, añadida a mano por el censor (firma ilegible) en el expediente desencadenó el retraso. La nota dice: "El título no tiene relación alguna con el contenido de la obra". Consecuencia, anotada también a mano, "Cambio título", firmita y a otra cosa. Así se puso en marcha el procedimiento, que retrasó la salida de una novela apasionante e innovadora. El autor, obligando a cambiar el título, se desinteresó un tanto por la suerte de su producto, viajando a Nueva York para trabajar como traductor en las Naciones  Unidas.   

¿Qué molestó tanto al censor? Segun su "Informe" se trataba de "un novelón estúpido y confuso (...) donde no había sexo ni religión...", etc. ¿Qué, o quién empujó al "critico" a garabatear la línea a mano pidiendo el cambio de título? ¿Acaso fue la palabra soldados? o ¿Cataluña? Tal vez. Ambas cosas (soldados y Cataluña) se presentaran en una sola frase, con una sospechosa preposición de.
¿Una amenaza para la unidad de España? Pudo ser posible. Mauricio Cortapises i Cuñyapapers (nombre que acabo de inventar) debió considerar la amenaza que encubría el titulito y, se curó en salud. Pelillos a la mar.

En 1975, la novela, sin embargo, se autorizó y con todos los parabienes. Así lo que era un novelón estupido y sin sentido, etc, etc, pasó a ser una respetable "novela policíaca" cargada -dice el informillo- de "tensión revolucionaria" (...), incluso de "humor e ironía". En fin.  Por obra y gracia del censor de turno, al conjuro -supongo- del nuevo título donde aparece la palacra "caso" y la nueva situación política, extremadamente delicada y demás, éste acabó escribiendo la palabra AUTORIZADA. 

En esta edición se incluyen textos muy breves -algunos más que otros- de García Hortelano, Manuel Vázquez Montalbán, Félix de Azúa y del propio Eduardo Mendoza. ¿Era pertinente hacerlo?

El autor confiesa que no esta seguro de haber inaugurado con esta novela una época de la narrativa española, pero si de haber alumbrado una forma de "entender la lectura, más ilusionada y dinámica ". 

Manolo Vázquez lía un poquito más la madeja: "La verdad sobre el caso Salvolta, es más consecuencia de la consciencia alcanzada por la sociedad literaria española a lo largo de los años sesenta, que de una mutación provocada por la situación terminal del franquismo". Ahí queda eso. 

En resumidas cuentas. Leo yo, leas tu, leamos nosotros, leed vosotros, lean ellos (y ellas, naturalmente).   
   
 
  


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