Pájaros
Pájaros, a los que una fuerte afinidad mantiene en las fronteras de la humano…
Saint-John Perse, Pájaros, 1997
Pájaros, si. Para mi un pájaro en concreto:
Blanco, pico amarillo y cola grisácea.
Pájaro nuevo para mi vieja pupila que no cesa de escrutar su vuelo,
un vuelo titubeante, esquivo y vacilón que
se me ofrece todas las tardes…
Con cautela, el pájaro blanco y nuevo, tontea,
flirtea conmigo. No es un gorrión ni un jilguero. No.
Es nuevo y percibo un cierto coqueteo, una ceremonia
para el flirteo como poco animal, como muy… humana.
El pájaro nuevo de blanco, gris y amarillo-sueño, salta, vuela desde la cornisa inclinada
del tejado de mi guardilla
hasta la piedra gris que rodea la piscina del huerto.
No se si mira de reojo el agua azul o si reta a mi pupila
Estoy como asustado y no respondo a su juego.
El pájaro nuevo, también asustado, exhala un breve cántico y
emprende el vuelo…
Lo sé. Volverá cada tarde e iniciará sus juegos.
Debe estar aterrado el pobre, de que yo, el humano,
no sea capaz de mostrarme amistoso, de hablarle siquiera y por eso huye,
pierde la esperanza cada día,
de llevarme a su mundo que percibo
mejor, más diáfano y sencillo…
No encontró, no,
esa afinidad que tan solo detectó el poeta,
“esa fuerte afinidad -como escribiera- que mantiene en las fronteras de lo humano”…
JAVC, 18, junio 2019
Nota: Inspirado
en un libro, Pájaros de Saint John
Perse, leído con pasión en su momento, perdido y, felizmente recuperado.
También como póstumo homenaje al poeta Antonio Cabrera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario