Lo que le debo a Gabriel Jackson
El pasado tres de
noviembre falleció en Oregón a los 98 años de edad uno de los tres
historiadores que formaban parte de mi particular “tridente” de maestros de
este necesario y conflictivo saber. Los enumero por orden de su desaparición,
ya que en mi propia consideración todos ellos cambiaron de alguna manera mis
concepciones, sembrando nuevas y mayores inquietudes acerca del papel y la
importancia de la historia, son los que siguen y que en este caso no alteran el
producto: El francés Pierre Vilar murió en 2003, el británico Hugh Thomas dejó
este mundo en 2017 y hace unos días nos dejó el estadounidense Gabriel Jackson.
Es tal vez éste último el que más
notoria influencia ha ejercido en mí no solo por su acercamiento sincero y
comprometido hacía la historia de España sino en particular por su empeño en
aclarar y ampliar conocimientos sobre una parte esencial de nuestro siglo XX que
comprende el conflictivo periodo entre abril de 1931 con el advenimiento de la
Segunda República y abril de 1939 con el desastroso final de la sangrienta
Guerra Civil que se iniciará en julio de 1936. Y también sus razonamientos
acerca de las claves para comprender las consecuencias de todo ello. Cabe decir
que su texto es un continuo en el que República española y Guerra Civil se
suceden sin establecer una ruptura formal entre ellas…
Formo parte de una generación que
bebió de esas fuentes que sobre este tortuoso periodo de nuestra historia vertieron
con generosidad y buen hacer los tres historiadores citados; de una generación
que se empapó del manantial derivado de un libro singular, tal vez, único para
su tiempo como fue el de Gabriel Jackson, La
República Española y la Guerra Civil 1931-1936 que en su momento editó en
Barcelona Grijalbo-Crítica. Fue considerado por prestigiosos comentaristas como
“la síntesis más completa”, dotada de “una rara objetividad no exenta de
pasión…”.
En 1977, meses después de mi
reincorporación a la vida civil, tras un periodo de persecución policial,
exilio en Francia, detención y encarcelamiento preventivo en Barcelona por
“asociación ilícita y propaganda ilegal…” contra la dictadura, adquirí un
ejemplar de la segunda edición de 1976 de La
República Española… Por aquellos días el libro de Gabriel Jackson era ya un
referente de todos aquellos que queríamos conocer las versiones más avanzadas
sobre el período republicano de los años treinta y “nuestro” conflicto bélico.
Hice la compra en la desaparecida librería Veles y Vents de la ciudad de
Valencia. Leí y releí sus páginas, repasé una y otra vez los conceptos, puse
objeciones, a veces sencillas y otras alambicadas o, me entusiasme con algunos
párrafos y capítulos del mismo, subrayé fragmentos que más tarde utilizaría convenientemente
entrecomillados… Usé y reflexioné sobre algunas de sus consideraciones y
argumentos que me parecieron pertinentes para el desarrollo de mis propias y
modestas investigaciones históricas.
Lo que no podía imaginar es que
llegaría a conocer al autor personalmente (fueron unos minutos de conversación
inolvidables en los que estampó su firma en mi ejemplar de su libro) Fue el 27
de abril de 1998. Jackson ofreció una conferencia en el Colegio Mayor Peset
Aleixandre a la que tuve el enorme placer de asistir.
A la lectura de este libro siguieron
las de otros hasta ampliar considerablemente mi visión y conocimientos de los
propósitos de un autor , un “hispanista” consagrado casi por entero a lidiar
con “el laberinto español” como ya lo hiciera años atrás Gerald Brenan al
intentar penetrar y explicar algunas de las causas que condujeron a la fatídica
Guerra Civil española. Los libros de Jackson me proporcionaron una visión
amplia y de conjunto tan necesaria a veces para no quedarnos enredados en una
más simple y reduccionista; fortalecieron mi amor por la Historia y por las
historias que a su vez esta contiene. Desde entonces pensé que al lado de la
necesaria microhistoria debía de cultivarse la labor de síntesis de los
procesos históricos rigurosamente realizada.
Destacaré de entre todo lo que leí,
dos libros que por diversas razones que no son al caso, leí y que aún releo a
veces como son, el primero, Aproximación
a la España Contemporánea 1898-1975 (Grijalbo, 1980) uno de los primeros
libros que dedicaba unas acertadas líneas a las guerrillas antifranquistas
(vulgo maquis) entre 1940 y 1952 o que señalaba con claridad las primeras
contradicciones en el seno de la dictadura de Franco y ponía a disposición del
estudioso los nuevos escenarios que conducirían a la Transición democrática. El
segundo, Historia de un historiador
(Anaya/Muchnik, 1969) en el que destaco el capítulo siete titulado: In partibus infidelium donde Jackson se
aproximaba al —no se si bien o mal llamado— conflicto catalán. Merece una
atenta lectura por su actualidad.
Así que le debo mucho a Gabriel
Jackson. Y lo reconozco.
José A. Vidal Castaño. 15, N, 2019.
Portadas originales de las
primeras ediciones de ambos
libros, editados por Grijalbo.
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