La polémica generada en Francia
en torno a la pretendida instalación de una granja de cerdos ocupando los
terrenos o, parte de ellos, de lo que fue el campo de concentración de SEPTFONDS,
para los prisioneros republicanos españoles internados allí, es el objetivo
del reportaje que podéis leer más abajo.
Sobre este campo que acogió a
decenas de miles de españoles escribí y publiqué en 2006 un primer trabajo
que, amplié más tarde en mi libro EXILIADOS
REPUBLICANOS EN SEPTFONDS (1939), [Catarata, 2013 con prólogo de Nicolás
Sánchez-Albornoz].
Septfonds fue un campo de concentración como demuestro en
la publicación. El gobierno francés de la época lo consideró eufemísticamente
de “internamiento”.
Parece obvio que sería
contravenir la digna recuperación de la memoria histórica llevar adelante la
instalación porcina que se pretende. Es momento de recordar que en ese campo estuvieron
confinados, resistentes como el “Comandat Robert” que liberó poblaciones
francesas del dominio nazi, Mariano Constante, Juan Marín…, o los pintores: Salvador
Soria, Josep Pontí y Buenaventura Trepat, así como el joven valenciano Salvador
Broseta componente de los batallones de choque que lucharon hasta la
extenuación en la Guerra Civil española, que enfermo de gravedad volvió para
morir en su tierra.
Arriba, portada del
libro. A la derecha cuadro "La confección del sombrero de paja" del pintor valenciano Salvador Soria en el
interior de la Alcaldía de Septfonds.
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Cerdos en el campo de los presos
Francia autoriza ampliar una
granja en el recinto de concentración donde confinaron a 29.000 españoles
exiliados
Sus descendientes presentan una
demanda ante los tribunales
Terrenos que ocupó el campo de concentración de Septfonds, en
Francia, con la explotación porcina al fondo. TONI
FERRAGUT
Septfonds
22 FEB 2019 - 19:29 CET
De la crudeza que se vivió hace
80 años en Septfonds (Francia) queda un cementerio y un memorial que recuerda
que por ese campo de concentración pasaron 29.000 republicanos españoles que
habían perdido la guerra. Por lo demás, es un terreno tomado por los cerdos
desde hace tres décadas, cuando se autorizó la instalación de una granja sin
que entonces encontrase oposición alguna. Nada que ver con el rechazo que ha
suscitado ahora el proyecto para ampliar las instalaciones de cría porcina
entre las asociaciones de descendientes de los exiliados, que han llevado su
protesta ante el Tribunal Administrativo de Toulouse para reclamar que no siga
adelante. Además, trasladarán su rechazo al presidente del Gobierno español,
Pedro Sánchez, el domingo, cuando visite los
lugares más simbólicos del exilio español en Francia: las tumbas de Machado en
Collioure y Azaña en Mountauban, a pocos kilómetros del campo de Septfonds.
“Es un insulto. Los miles de
españoles que pasaron por aquí necesitan que la memoria sea rehabilitada, no
pisoteada”, dice Marie Piqué, la vicepresidenta de la región de Occitania, de
origen español, sobre el proyecto ganadero. “Hay que respetar la memoria de
nuestros padres”, coincide José González, cuyo padre pasó por Septfonds y que
está al frente de los esfuerzos por frenar la ampliación como presidente del
comité de animación del Centro de Investigación e Interpretación de la Memoria
de la España Republicana (CIIMER), que agrupa a 48 asociaciones.
Presos republicanos en Septfons en 1939. MRDM (LIBROS DE LA CATARATA)
Además de la vía judicial, José
González lanzó el año pasado una petición online solicitando al
presidente francés, Emmanuel Macron, que interviniese para “impedir que se
cometa un crimen de lesa memoria” en Septfonds. Obtuvo más de 8.000 firmas.
Carmen Negrín, nieta del presidente del Gobierno de la República, Juan Negrín,
destaca que Septfonds es un lugar “que recuerda un episodio trágico que
Francia, muy cómodamente, está borrando, primero con la terminología,
eliminando la palabra concentración, y ahora físicamente”.
El Elíseo remitió la protesta a
la prefectura de Tarn-et-Garonne. Pero esta apoya por el momento el proyecto.
“Legalmente, todo es correcto”, dice el prefecto, Pierre Besnard. “No es un
ataque a la memoria porque ya existía una granja allí. El fondo del asunto no
es la ampliación, sino si se cierra toda la granja o no (…), pero antes de que
se solicitara la [nueva] ampliación, para nadie constituía un problema”.
El lugar es terreno agrícola
desde 1947, recuerda Régis Flores, dueño de la controvertida granja. Su familia
lleva criando cerdos en esas mismas tierras desde 1987. Y nadie dijo nada
entonces, agrega.
En 1993, su padre, Félicien
Flores, solicitó una primera ampliación para una explotación con un millar de
cerdos. Varias asociaciones protestaron, aunque su principal dificultad,
entonces como ahora, era la imposibilidad de clasificar los terrenos como un
“lugar de memoria” por falta de restos materiales. Algo que se explica, señala
por teléfono desde Valencia el historiador José Antonio Vidal Castaño, autor de
Exiliados republicanos
en Septfonds (Catarata, 2013), porque “no se
asentaba sobre un campo ya existente”, como sucedió en otros casos donde se
reacondicionaron campos de la Primera Guerra Mundial.
Aquella disputa inicial se cerró
cuando Flores padre ofreció una zona de sus terrenos para crear, en 1996, un
memorial para los presos que pasaron por el campo. Junto con el cercano
Cementerio de los Españoles, donde reposan 81 republicanos fallecidos en
Septfonds, el memorial fue declarado en 2011 lugar protegido como monumento
histórico. Aunque nació para encerrar a los desterrados españoles, tras el
estallido de la Segunda Guerra Mundial se usó también para confinar a soldados
polacos y a centenares de judíos antes de deportarlos a campos de exterminio
nazis.
El problema es que esa protección
no se extiende hasta los terrenos donde estaban los barracones de prisioneros.
Y ahora que la disputa se ha reabierto, vuelven las discusiones sobre si se
debe salvaguardar también ese espacio que hoy no es más que una verde
explanada. Es “muy complicado”, reconoce Vidal Castaño. El CIIMER considera que
podría haber aún algún cuerpo en los campos, según algunos testimonios. Algo
que la prefectura de Tarn-et-Garonne dice no haber podido constatar. También
Vidal Castaño lo pone en duda: “Sinceramente, creo que restos humanos no debe
haber. Los republicanos enfermos o graves eran trasladados a hospitales”.
A la espera del juicio,
intentarán implicar al Gobierno español, aprovechando la visita del presidente,
Pedro Sánchez. Porque es una cuestión de dignidad, afirma José González.
“¿Pondríamos 6.000 cerdos en Rivesaltes?”, pregunta en referencia al campo
reconvertido en 2015 en memorial por el Gobierno francés. “Aunque dure diez
años, seguiremos esta batalla”, promete.
Para el historiador Vidal
Castaño, “lo importante en la recuperación de la memoria es conocer la historia
de las personas que estuvieron allí”. Y añade: “Claro que me parece mal que
haya una granja de cerdos. Ahora, sería muy complicado decidir qué hacer con
ese lugar, como es complicado con todos, incluido el Valle de los Caídos”.
LETY, LA GRANJA QUE COMPRÓ EL
GOBIERNO CHECO
La decisión del Gobierno checo de
comprar y desmantelar una granja porcina instalada sobre el campo de
concentración de Lety, al sur de Praga, ha llenado de esperanza a los que se
oponen a la ampliación de la explotación porcina de Septfonds. A finales del
año pasado se desbloquearon los fondos para la demolición de las instalaciones
erigidas justo al lado donde los nazis internaron a 1.300 gitanos durante la
Segunda Guerra Mundial. El Ministerio de Cultura checo se ha comprometido a
realizar excavaciones arqueológicas para buscar sepulturas.
Los descendientes de los
republicanos españoles se aferran a este precedente para destacar que es viable
preservar la memoria histórica del campo francés sin dañar a la familia
ganadera. Porque la suya, subraya José González, “no es una lucha contra los
Flores”.
Aunque no es una alternativa aún
puesta sobre la mesa, la prefectura de Tarn-et-Garonne no cierra ninguna
puerta. Pero es escéptica. Lo de Septfonds “no tiene nada que ver con lo que ha
pasado en República Checa”, sostiene el prefecto Besnard.
Frente a la falta de pruebas de
que haya restos humanos en los terrenos de la granja de los Flores, en Lety
está documentada la muerte de al menos 317 prisioneros en el campo. Eso no
detiene a González. “La pequeña República Checa ha sacado 17 millones de euros”
para comprar la granja en Lety, recuerda.
El terreno de Septfonds está
valorado, agrega, en un millón. “No es nada para un Estado, y menos para lo que
representa. Que les den un millón de euros a los Flores y que metan los cerdos
en otro sitio”.
https://elpais.com/cultura/2019/02/22/actualidad/1550859726_776760.html
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