¿Aprender del siglo XX?
Timothy
Snyder es uno de los mejores historiadores actuales. Catedrático en la
Universidad de Yale y miembro permanente del Instituto de Ciencias Humanas de
Viena, es autor entre otros títulos de Tierras de sangre y Europa
entre Hitler y Stalin. Estando Tony Judt gravemente enfermo le ayudó a
concluir su Pensar en el siglo XX.
Sobre
la tiranía, editada en 2017 por Galaxia
Gutenberg es un libro breve que viene en buena medida a complementar y
reincidir en la importancia que tiene para los actuales protagonistas del siglo
XXI no echar en el olvido las enseñanzas del siglo anterior, no en balde lleva
como sugerente subtítulo el de, Veinte lecciones que aprender del siglo XX.
Sobre
la tiranía no es el resumen de ningún largo y pormenorizado estudio sobre
el pasado siglo, ni el abordaje rápido, aunque si urgente, de algún aspecto o
proceso concreto sobre el mismo, sino un conjunto de textos pensados para
servir a modo de libro de instrucciones para mantener una oposición razonada,
una defensa de la autonomía personal y el ejercicio de la crítica a los
regímenes totalitarios -tiránicos, por supuesto- de diversa condición. Puede
incluso leerse como un prontuario -¿será esta la palabra más adecuada?-, de
recursos o una panoplia de reflexiones para lectores interesados en las
enseñanzas que se desprenden de los hechos y circunstancias del siglo XX.
Encontramos en el sumario capítulos que exigen del lector toda atención y predisposición a confrontar lo leído con sus propias reflexiones y comportamientos prácticos. Cuestiones tales como: no obedecer por anticipado, asumir responsabilidad individual por el “aspecto” del mundo, recordar la ética profesional; desconfiar del partido único y de las fuerzas paramilitares; saber desmarcarse de otros; hacer buen uso de nuestra lengua (la de cada cual), entiendo; investigar, ser reflexivo, mirar a los ojos y hablar de cosas cotidianas, practicar actividades corporales, apoyar las buenas causas; como entender el patriotismo, el aprender de otros países, el creer en la verdad, etcétera.
Parece
una lista muy larga a tener en cuenta para orientarse con tino por el complejo
mundo en el que vivimos, en buena medida, a la
deriva de los problemas que asolaron el siglo XX o cohabitaron con él. Pese
a la diversidad de aspectos y a las advertencias y recomendaciones dadas por el
historiador, quién abunda en la idea de defender, por encima de todo, la
autonomía personal y la necesidad de la vida privada, frente a los diversos
poderes existentes, es decir como contestación y rechazo a la tiranía. Un
ejemplo de todo ello lo encontramos en el capítulo catorce titulado: “consolida
una vida privada” en el que el autor dice:
“Somos
libres únicamente en la medida que ejercemos control sobre lo que la gente sabe
de nosotros y de las circunstancias en las que llega a saberlo. (….) El
totalitarismo elimina la diferencia entre lo privado y lo público no solo para
restar libertad a los individuos, sino también para alejar a toda la sociedad
de la política normal y arrastrarla hacia las políticas de la conspiración. (…)
Podemos intentar resolver ese problema individualmente, blindando nuestros
ordenadores; también podemos intentar resolverlo colectivamente, apoyando, por
ejemplo, a las organizaciones que se ocupan de los derechos humanos”.
Snyder
defiende con denuedo la utilización clara, lógica y racional del lenguaje
frente a la proliferación de eufemismos y falsos conceptos propagados sin más
justificación que crear espectáculo y obtener beneficios económicos
-generalmente de forma ilegal- para acrecentar el poder de las grandes empresas
privadas que ejercen un exhaustivo control social e individual a través de
ciertos medios de comunicación, supuestos canales informativos, redes sociales
y otras formas de expresión relacionadas con Internet. Dice textualmente:
“Haz un esfuerzo por distanciarte de internet. Lee libros”. Para razonar y argumentar estas cuestiones se apoya en autores como Victor Klemperer, Ray Bradbury, Georges Orwell, Milan Kundera, Dostoyevski, Philip Roth, Danilo Kis o J.K. Rowling, amen de los Tony Judt o Hanna Arendt. Ya de entrada Snyder marca el terreno con un prólogo sobre la historia y la tiranía que comienza diciendo: “La historia no se repite, pero si alecciona.” Uno puede disentir de la afirmación inicial pero no de seguir leyendo.
La fragilidad de la idea de Europa como proyecto común es
una de las herencias a superar, así como el conformismo y la pasividad que
permitieron las grandes tragedias del siglo XX. “… sin los conformistas las
grandes atrocidades hubieran sido imposibles.”
La crítica de Snyder a los males generados por el fascismo y el
comunismo —como salidas a un mundo cada día más globalizado— es implacable, así
como la desconfianza por las respuestas basadas en mitos y sentimientos que
aparcan la razón y alejan el compromiso con las causas que buscan la verdad y
defienden los derechos humanos.
El ascenso de
Donald Trump y Vladimir Putin y demás populismos y populistas nacionales en
estos “tiempos dislocados” concluye Snyder en su epílogo acerca de la historia
y la libertad, hace necesaria la preocupación de la últimas generaciones por conocer
el legado del siglo XX: “Para hacer historia, los jóvenes, tendrán que saber
algo de ella”. Son sus palabras.
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