La ilustración de fondo

La ilustración de fondo
La Plaça de la Creu en Benimàmet es uno de los espacios más entrañables de este lugar cercano a Valencia. El artista valenciano Paco Roca ilustra, dibuja, recrea, en esta bella postal, ese espacio a "la antigua".

domingo, 11 de noviembre de 2018

Aprender del siglo XX



¿Aprender del siglo XX?

            Timothy Snyder es uno de los mejores historiadores actuales. Catedrático en la Universidad de Yale y miembro permanente del Instituto de Ciencias Humanas de Viena, es autor entre otros títulos de Tierras de sangre y Europa entre Hitler y Stalin. Estando Tony Judt gravemente enfermo le ayudó a concluir su Pensar en el siglo XX.

            Sobre la tiranía, editada en 2017 por Galaxia  Gutenberg es un libro breve que viene en buena medida a complementar y reincidir en la importancia que tiene para los actuales protagonistas del siglo XXI no echar en el olvido las enseñanzas del siglo anterior, no en balde lleva como sugerente subtítulo el de, Veinte lecciones que aprender del siglo XX.

            Sobre la tiranía no es el resumen de ningún largo y pormenorizado estudio sobre el pasado siglo, ni el abordaje rápido, aunque si urgente, de algún aspecto o proceso concreto sobre el mismo, sino un conjunto de textos pensados para servir a modo de libro de instrucciones para mantener una oposición razonada, una defensa de la autonomía personal y el ejercicio de la crítica a los regímenes totalitarios -tiránicos, por supuesto- de diversa condición. Puede incluso leerse como un prontuario -¿será esta la palabra más adecuada?-, de recursos o una panoplia de reflexiones para lectores interesados en las enseñanzas que se desprenden de los hechos y circunstancias del siglo XX.
             
            
Encontramos en el sumario capítulos que exigen del lector toda atención y predisposición a confrontar lo leído con sus propias reflexiones y comportamientos prácticos. Cuestiones tales como: no obedecer por anticipado, asumir responsabilidad individual por el “aspecto” del mundo, recordar la ética profesional; desconfiar del partido único y de las fuerzas paramilitares; saber desmarcarse   de otros; hacer buen uso de nuestra lengua (la de cada cual), entiendo; investigar, ser reflexivo, mirar a los ojos y hablar de cosas cotidianas, practicar actividades corporales, apoyar las buenas causas; como entender el patriotismo, el aprender de otros países, el creer en la verdad, etcétera.
            Parece una lista muy larga a tener en cuenta para orientarse con tino por el complejo mundo en el que vivimos, en buena medida, a la  deriva de los problemas que asolaron el siglo XX o cohabitaron con él. Pese a la diversidad de aspectos y a las advertencias y recomendaciones dadas por el historiador, quién abunda en la idea de defender, por encima de todo, la autonomía personal y la necesidad de la vida privada, frente a los diversos poderes existentes, es decir como contestación y rechazo a la tiranía. Un ejemplo de todo ello lo encontramos en el capítulo catorce titulado: “consolida una vida privada” en el que el autor dice: 
            “Somos libres únicamente en la medida que ejercemos control sobre lo que la gente sabe de nosotros y de las circunstancias en las que llega a saberlo. (….) El totalitarismo elimina la diferencia entre lo privado y lo público no solo para restar libertad a los individuos, sino también para alejar a toda la sociedad de la política normal y arrastrarla hacia las políticas de la conspiración. (…) Podemos intentar resolver ese problema individualmente, blindando nuestros ordenadores; también podemos intentar resolverlo colectivamente, apoyando, por ejemplo, a las organizaciones que se ocupan de los derechos humanos”.
            Snyder defiende con denuedo la utilización clara, lógica y racional del lenguaje frente a la proliferación de eufemismos y falsos conceptos propagados sin más justificación que crear espectáculo y obtener beneficios económicos -generalmente de forma ilegal- para acrecentar el poder de las grandes empresas privadas que ejercen un exhaustivo control social e individual a través de ciertos medios de comunicación, supuestos canales informativos, redes sociales y otras formas de expresión relacionadas con Internet. Dice textualmente:
           
           “Haz un esfuerzo por distanciarte de internet. Lee libros”. Para razonar y argumentar estas cuestiones se apoya en autores como Victor Klemperer, Ray Bradbury, Georges Orwell, Milan Kundera, Dostoyevski, Philip Roth, Danilo Kis o J.K. Rowling, amen de los Tony Judt o Hanna Arendt. Ya de entrada Snyder marca el terreno con un prólogo sobre la historia y la tiranía que comienza diciendo: “La historia no se repite, pero si alecciona.” Uno puede disentir de la afirmación inicial pero no de seguir leyendo. 
            La fragilidad de la idea de Europa como proyecto común es una de las herencias a superar, así como el conformismo y la pasividad que permitieron las grandes tragedias del siglo XX. “… sin los conformistas las grandes atrocidades hubieran sido imposibles.”  La crítica de Snyder a los males generados por el fascismo y el comunismo —como salidas a un mundo cada día más globalizado— es implacable, así como la desconfianza por las respuestas basadas en mitos y sentimientos que aparcan la razón y alejan el compromiso con las causas que buscan la verdad y defienden los derechos humanos. 
El ascenso de Donald Trump y Vladimir Putin y demás populismos y populistas nacionales en estos “tiempos dislocados” concluye Snyder en su epílogo acerca de la historia y la libertad, hace necesaria la preocupación de la últimas generaciones por conocer el legado del siglo XX: “Para hacer historia, los jóvenes, tendrán que saber algo de ella”. Son sus palabras.    
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