La ilustración de fondo

La ilustración de fondo
La Plaça de la Creu en Benimàmet es uno de los espacios más entrañables de este lugar cercano a Valencia. El artista valenciano Paco Roca ilustra, dibuja, recrea, en esta bella postal, ese espacio a "la antigua".

jueves, 12 de enero de 2017

PAJAK PENETRA A WALTER BENJAMIN

UN LIBRO EXTRAORDINARIO


“La generación de la posguerra perdió el hilo de la historia a base a fuerza de reconstruir el mundo. Y es cierto que lo reconstruyó y que supo hacer valer la paz, como un largo suspiro, olvidando los malos tiempos. Ahora vivimos entre los desechos de esa paz y (…) La paz de hoy es muy relativa porque se nutre de guerras lejanas y locales que se distancian de nosotros bajo la forma de imágenes desesperantes.”

Genial. ¿No les parece? Y poco después:

“El presente ha perdido la presencia del pasado, pero aún así el pasado no ha desaparecido del todo: sobrevive en estado de recuerdo inerte, privado de voz (…) A estas alturas no es imposible que el presente, llamado modernidad, se haya quedado obsoleto.”

Y para colmo:

“La historia nos sorprende siempre, porque lleva razón a ’toro pasado’. Puede perfectamente convertirse en teatro de una guerra abierta contra la modernidad y contra la ciencia, cuando ésta en realidad se pone a sus órdenes; la ciencia, esa “boca peligrosa de besar”, en palabras de William Faulkner. “

¡Alto! Lo que acaban de leer forma parte del prólogo que FRÉDÉRIC PAJAK escribe para su MANIFIESTO INCIERTO, el primer volumen de una serie de textos escritos trufados de espléndidos y a veces extraños dibujos.

Pocas veces en la vida puede leerse -al menos esta es mi impresión y expresión- algo así. Pocas veces se alcanza el inenarrable goce estético de medir la hondura de unas palabras a través de unos trazos en tinta china que forman parte de la narración; inseparables texto y dibujo que dan sentido, trasmiten pensamiento, mueven a la reflexión y producen placer y dolor. Pocas veces la lectura me ha supuesto un ejercicio de agitación y de calma a la vez. Pocas veces he quedado tan boquiabierto, tan anonadado, tan… Vamos que lo que dice, cuenta, narra, analiza, propone, señala o desliza Frédéric Pajak me pone; me pone en toda la extensión sensual del término y es una expresión que se queda muy corta pero que ahora mismo no tengo otra.

Pero ¿Quién es este Pajak? Desde que terminé (¿?) hace unos días la lectura de este libro, es ya un gran amigo de toda la vida. Lo voy a investigar y me propongo leer todo lo que caiga en mis manos procedente de su pluma (en este caso procede lo de la pluma por lo de la tinta china…). Una solapa de su libro, el que estamos comentando y cuyo título completo me produjo el primer escalofrío, es un autor (escritor, dibujante, editor y redactor de periódicos…) nacido en los Altos del Sena en 1955 y que ha escrito, por ejemplo, sobre personajes como Guillaume Apollinaire y James Joyce… Un autor aún poco traducido al castellano y que en su libro “La inmensa soledad” (que me propongo adquirir y devorar de inmediato) inventa algo que repite ahora en su “Manifiesto”, algo así como un nuevo género, el “ensayo gráfico”. Esto es, entre otras muchas cosas, lo que se dice de él y por lo que he leído en este “Manifiesto Incierto con Walter Benjamin, soñador abismado del paisaje”, la valoración se queda muy corta.

Lo que hace Pajak es ante todo magnífica literatura, espléndidas narraciones entrecortadas como suspiros; arrebatadores secuencias de la vida de un trágico y entrañable Walter Benjamin, a quién penetra, a quien descubre para todos los que tengan la suerte de leerle. Suspiros cortos, de abrumadora economía y abismal recorrido. ¿Cómo se puede decir tanto con tan pocas palabras? Claro, que están los dibujos y que estas -las palabras- parecen una ilustración de los dibujos. Pero, ¿no será al revés?

Yo leo, tu lees, el lee, nosotros leemos, vosotros leeis, ellos leen o, deben leer a Pajak. Yo comencé, no enamorado de los dibujos, sino atraído por ese maravilloso ser que fue W. Benjamin que lo dijo todo y no dijo nada a la vez; el eterno perseguido, el judío errante en persona, más alemán y filósofo que judío. Pajak, sabe, bebe, absorbe a Benjamin para auto-analizarse y mostrarnos al tiempo su personalidad, su sentido de la vida y de la muerte, de la huida y el combate incierto contra el horror y la propia naturaleza contaminada por ese horror.

Todo lo que se ha dicho y escrito sobre un libro como este queda pequeño. Estamos ante lo sublime y me quito el gorro, la boina y el sombrero. Si. Si. Cada página de Pajak es un combate a vida o muerte, un combate que suele -conozco más de un caso- durar toda una vida.






















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