Mi modesto homenaje a ANTONIO MACHADO (Sevilla, 1875 - Collliure, 1939)
HUELLA DE MACHADO EN VALENCIA
Con fecha de Enero de 1937, en las páginas del
primer número de la mítica revista, Hora de España, se editaba en
Valencia (enero de 1937, n.1), bajo el título de "Consejos, sentencias y donaires de Juan de
Mairena y de su maestro Abel Martín", un grupo de fragmentos ensayísticos
de los que son un buen ejemplo los que más adelante se recogen.
Aparecieron junto a ellos, en la revista, textos
de María Zambrano, José Bergamín, Juan Gil-Albert, o Rafael Dieste, entre
otros. En ellos se nos muestran las ideas de los "complementarios" de
Machado, sobre el silencio, la guerra, la fraternidad, y la duda.
Se hallaba Machado, por aquel entonces, alojado
junto a su familia en el chalet "Villa Amparo" (que debería ser restaurado y conservado como "sitio histórico" que es), en el pueblo
valenciano de Rocafort, y allí escribiría poemas, junto a otros textos diversos, que iría ofreciendo a revistas o a la prensa; a veces, exponiéndolos en actos vindicativos, e incluso llegando a publicar (con estos) el libro La guerra, se último libro publicado en
vida.
“ El culto a la mujer desnuda es propio del
poeta. Con el desnudo femenino simboliza el poeta, a veces, la misma perfección
de su arte. Todo eso está muy bien. No olvidéis, sin embargo, que el hombre
realmente erótico, cuando piensa en la mujer, nunca olvida el vestido.
“Vestirlas y desnudarlas: tal es el verdadero trajín del amor.”
"Aprende a dudar, hijo, y acabarás dudando de
tu propia duda. De este modo premia Dios al escéptico y confunde al creyente."
"Cuando los
hombres acuden a las armas, la retórica ha terminado su misión. Porque ya no se
trata de convencer, sino de vencer y abatir al adversario. Sin embargo, no hay
guerra sin retórica. Y lo característico de la retórica guerrera consiste en
ser ella la misma para los dos beligerantes, como si ambos [9] comulgasen en
las mismas razones y hubiesen llegado a un previo acuerdo sobre las mismas
verdades. De aquí deducía mi maestro la irracionalidad de la guerra, por un
lado, y de la retórica, por otro."
"¿Un arte
proletario? Para mí no hay problema. Todo arte verdadero será arte proletario.
Quiero decir que todo artista trabaja siempre para la prole de Adán. Lo difícil
sería crear un arte para señoritos, que no ha existido jamás."
*
Algunos poemas de todo tiempo y lugar:
RECUERDO INFANTIL
Una tarde parda y fría
de invierno. Los
colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los
cristales.
Es la clase. En un
cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto
Abel,
junto a una mancha
carmín.
Con timbre sonoro y
hueco
truena el maestro, un
anciano
mal vestido, enjuto y
seco,
que lleva un libro en la mano
Y todo un coro infantil
va cantando la lección;
mil veces ciento, cien
mil,
mil veces mil, un
millón.
Una tarde parda y fría
de invierno. Los
colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
Soledades. Galerías. Otros poemas
(1907)
La muerte del niño herido.
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Otra
vez en la noche...Es el martillo
de la fiebre en las sienes bien vendadas del niño. - Madre, ¡el pájaro amarillo ! ¡Las mariposas negras y moradas !
-Duerme,
hijo mío.- Y la manita oprime
la madre, junto al lecho. - ¡Oh flor de fuego ! ¿Quién ha de helarte, flor de sangre, ¿Dime ? Hay en la pobre alcoba olor de espliego ;
fuera,
la oronda luna que blanquea
cúpula y torre a la ciudad sombría. Invisible avión moscardonea. -¿Duermes, oh dulce flor de sangre mía ? El cristal del balcón repiquetea. ¡Oh fría, fría, fría, fría, fría !
(Valencia 1937)
|
A la muerte de Rubén Darío
Si era toda en tu verso la
armonía del mundo,
¿dónde fuiste, Darío, la armonía a buscar?
Jardinero de Hesperia, ruiseñor de los mares,
corazón asombrado de la música astral,
¿te ha llevado Dionysos de su mano al infierno
y con las nuevas rosas triunfantes volverás?
¿Te han herido buscando la soñada Florida,
la fuente de la eterna juventud, capitán?
Que en esta lengua madre la clara historia quede;
corazones de todas las Españas, llorad.
Rubén Darío ha muerto en sus tierras de Oro,
esta nueva nos vino atravesando el mar.
Pongamos, españoles, en un severo mármol,
su nombre, flauta y lira, y una inscripción no más:
Nadie esta lira pulse, si no es el mismo Apolo,
nadie esta flauta suene, si no es el mismo Pan.
¿dónde fuiste, Darío, la armonía a buscar?
Jardinero de Hesperia, ruiseñor de los mares,
corazón asombrado de la música astral,
¿te ha llevado Dionysos de su mano al infierno
y con las nuevas rosas triunfantes volverás?
¿Te han herido buscando la soñada Florida,
la fuente de la eterna juventud, capitán?
Que en esta lengua madre la clara historia quede;
corazones de todas las Españas, llorad.
Rubén Darío ha muerto en sus tierras de Oro,
esta nueva nos vino atravesando el mar.
Pongamos, españoles, en un severo mármol,
su nombre, flauta y lira, y una inscripción no más:
Nadie esta lira pulse, si no es el mismo Apolo,
nadie esta flauta suene, si no es el mismo Pan.
A
DON FRANCISCO GINER DE LOS RÍOS
Como se fue el maestro
la luz de esta mañana
me dijo: van tres días
que mi hermano Francisco no trabaja.
¿Murió?... Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara,
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.
Sed buenos y no más, sed lo que he sido
entre vosotros: alma.
Vivid, la vida sigue,
los muertos mueren y las sombras pasan,
lleva quien deja y vive el que ha vivido.
¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!
Y hacia otra luz más pura
partió el hermano de la luz del alba,
del sol de los talleres,
el viejo alegre de la vida santa.
...Oh, sí, llevad, amigos,
su cuerpo a la montaña,
a los azules montes
del ancho Guadarrama.
Allí hay barrancos hondos
de pinos verdes donde el viento canta.
Su corazón repose
bajo una encinta casta,
en tierra de tomillos, donde juegan
mariposas doradas...
Allí el maestro un día
soñaba un nuevo florecer de España.
Como se fue el maestro
la luz de esta mañana
me dijo: van tres días
que mi hermano Francisco no trabaja.
¿Murió?... Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara,
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.
Sed buenos y no más, sed lo que he sido
entre vosotros: alma.
Vivid, la vida sigue,
los muertos mueren y las sombras pasan,
lleva quien deja y vive el que ha vivido.
¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!
Y hacia otra luz más pura
partió el hermano de la luz del alba,
del sol de los talleres,
el viejo alegre de la vida santa.
...Oh, sí, llevad, amigos,
su cuerpo a la montaña,
a los azules montes
del ancho Guadarrama.
Allí hay barrancos hondos
de pinos verdes donde el viento canta.
Su corazón repose
bajo una encinta casta,
en tierra de tomillos, donde juegan
mariposas doradas...
Allí el maestro un día
soñaba un nuevo florecer de España.
Baeza, 21 febrero, 1915
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