Artur Mas viene siendo - en mi
opinión - uno de los peores y más
marrulleros dirigentes que ha producido la pedrera
nacionalista catalana. Más que un político al uso, actúa como un vendedor de
lavavajillas negociando ofertas imposibles para conseguir la mayor cantidad de
dinero posible, y seguir financiando proyectos empresariales y corruptelas
(casos ITV, Palau…) auspiciados por su grey; una grey que escudándose en
consabido seny que enorgulleció a su
burguesía, se ha mostrado en los últimos tiempos tan rapaz (supuestamente,
claro) como la de cualquiera de los clanes gubernamentales del PP en Madrid y
en otras autonomías.
Va siendo hora de que los ciudadanos herederos de la
Marsellesa y de las Luces, amén de los valores republicanos y las conquistas de
los trabajadores, etcétera, despierten. La gente que gobierna CIU y a través de
ella Cataluña, no es mejor ni distinta a la que gobierna el Estado. Nunca
desveló Mas cuales eran y son los grandes proyectos socio-culturales que supuestamente
convertirán a la “nueva Cataluña independiente” en una lumbrera europea, ni los
caminos a seguir por los que Cataluña dejará su brillante mediocridad actual y
recuperará el prestigio que tuvo como vanguardia de la modernidad y el buen
hacer, que fue.
La Cataluña actual, cada vez más turistizada y banal, está
en crisis, como el resto de España, buena parte de Europa y varios lugares de
éste ancho y diverso mundo. Conseguir la independencia no es la garantía para
pasar a un estado ideal, para convertir la precariedad existente en proyectos
boyantes, de pasar de la oscura noche española a una radiante mañana europea…
Nada de las cosas citadas son ni serán categorías ni estados puros. Lo que si,
más allá de los legítimos sueños de libertad y emancipación nacionales, parece
urgente y necesario es combatir: la corrupción política, presente en ambos
lados de la hipotética frontera, acometer la reducción del paro con la
recuperación del empleo, eliminar la “reforma laboral (que duele a todos los
trabajadores), rehabilitar, extender y dar marchamo de calidad a la sanidad y
la educación públicas, sanear la ética política, etcétera…
Para mayor inri, el inefable y grisáceo Mas no tienen la más
mínima intención de organizar o permitir que su consulta independentista,
respete el principio de autodeterminación que debe ser garantía del respeto
político, que los gobernantes deben a los gobernados.
José
Antonio Vidal Castaño (10-09-013)
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