La ilustración de fondo

La ilustración de fondo
La Plaça de la Creu en Benimàmet es uno de los espacios más entrañables de este lugar cercano a Valencia. El artista valenciano Paco Roca ilustra, dibuja, recrea, en esta bella postal, ese espacio a "la antigua".

martes, 9 de abril de 2019

La vuelta de Almodóvar

EL MELODRAMA INTERIOR

Vi ayer tarde DOLOR Y GLORIA la última película de la factoría Almodóvar y de verdad que pase un buen rato. 

Hace tiempo que encuentro escaso placer personal con la visión de las películas que se nos ofrecen semana tras semana no solo en las salas de cine -hacia mucho tiempo que no visitaba ninguna- sino las diversas cadenas y plataformas -palabra esta ultima de moda en cuanto a producciones audiovisuales y tribus políticas se refiere- que si frecuento en casa con regularidad.

Lo cierto que Dolor y Gloria -no me gusta el título- me ha permitido reconciliarme con el Pedro Almodovar cineasta del que llegué a abominar, tras haber pasado por una época de admiración y no pocas dudas. Me emocionaba e irritaba al tiempo, su capacidad para recrearse en los mitos nacionales, para adentrarse en el costumbrismo folklórico y la imaginería de la España negra, en la fantasía de la hispanibundia más cutre; me repugnaban los atascos que padecía en la salida de esos pozuelos ibéricos… 

En fin ya me entienden y si no, pues… Sin embargo, poco a poco, la reflexión fue matizando la emoción en el cine de Pedro y en mi aceptación del mismo, película a película, secuencia a secuencia, como diríamos imitando la un tanto chulesca y conservadora expresión futbolera del Cholo Simeone…

Esta película de paisajes y vidas interiores; de cicatrices que se quieren cerrar con la reanudación del diálogo, del trato, del roce que engendra el cariño entre un desolado y enfermizo ex director y guionista de cine: Salvador Mallo, muy bien interpretado por Antonio Banderas, y sus viejas amistades: el actor que mejor interpretó su cine saliéndose del papel; el exnovio y amante (magistral Sbaraglia), su mejor amiga; y como no, la sempiterna figura de la madre ( espléndidas Penelope Cruz y Juelieta Serrano según época) a veces, la última, de discurso materno un tanto insoportable) y, la necesidad de mantenerse con vida y esperanza renunciando al infierno del caballo, de los “chinos” para saciar la ansiedad y el desaliento del día a día…

Pasión y fragilidad; crónica subterránea de retazos de una vida, a saltos, desde la la adolescencia en una cueva en la vecina (para mí) localidad de Paterna (Valencia), hasta el centro de Madrid. Una geografía que no aflora para dar paso a una intensa intra-historia y al relato autobiográfico. Unos personajes bien trazados que se ocultan y descubren cosas más o menos inquietantes, que descubren la necesidad de mirar hacia atrás sin ira…

Bueno, tal vez me ha pasado lo que algún crítico, no recuerdo quien, ha dicho, y es que esta es “la película de Almodovar que les gusta hasta a los que no les gusta (gustaba, corrijo) el cine de Pedro Almodovar…”

Lo cierto es que esta vez me ha gustado tanto que he visto reflejado en ese melodrama de interiores e interioridades algunas de las más luminosas imágenes del gran Douglas Sirk, ejemplo a seguir del mejor melodrama de otros tiempos que siguen siendo actuales…

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