Luz difusa
del atardecer sin sombra
ni duda;
puesta de sol
que anuncia un anochecer
cuajado de luz.
inquietud del instante malherido pero
enhiesto,
plantado frente al tiempo.
¿Llegaremos a la mañana siguiente
sin sobresalto?
¿Vendrás, tú,
amor,
al encuentro
tornasolado
del atardecer?
Aquí te espero.
¡No huyas!
Acaricia mi cuerpo y
acariciaré el tuyo;
roza mi boca y
besaré la tuya...
Y nuestro aliento será
como ensueño fundido
con la roca;
será memoria, recuerdo, olfato, presencia, vuelo.
(Para Marisa Begué)
No hay comentarios:
Publicar un comentario